“Esta fue la culpa de su hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían orgullo, exceso de comida y próspera tranquilidad, pero no ayudaron al pobre y al necesitado”. (Ez 16, 48-49)

domingo, 18 de junio de 2017

El Cuerpo y la Sangre de Cristo

Mientras comían, Jesús tomó pan y habiéndolo bendecido, lo partió y dándoselo a los discípulos, dijo: "Tomen y coman, esto es mi Cuerpo". (Mt. 26, 26)

Y pensar que en el relato bíblico la ropa surgió de la necesidad de cubrir la vergüenza que nos causa nuestro cuerpo. ¡Vergüenza! No es que vaya a sugerir que andemos por la vida sin inhibiciones mostrando cada parte de nuestro cuerpo, pero sí voy a proponer que lo amemos y respetemos sin importar la forma que tenga ni las presiones que la sociedad impone sobre él. Todo lo que creó Dios tiene su aprobación, ya que al final de cada día de la Creación vio que todo fue bueno.

Nuestro cuerpo, como creación de Dios, es el que nos permite experimentar las percepciones de esta maravilla que hizo pensando en nosotros. Es símbolo perfecto y armonioso que resume en sí mismo todas las maravillas de la Creación. Es también un símbolo de la constitución de la Iglesia en la que sin todas sus partes estaría incompleta y probablemente con problemas para funcionar adecuadamente. La Curia del Vaticano está impedida de funcionar correctamente si nosotros, hombres y mujeres homosexuales faltamos en la Iglesia, también proclamamos el Evangelio.

Amar a nuestro cuerpo y liberarnos de la vergüenza es difícil con las presiones publicitarias, sociales y religiosas que recibimos cada día. Pero hacerlo es indispensable para valorar el aspecto sacramental del Cuerpo de Cristo que está consagrado en la Hostia; que nos invita a ser parte de Él y actuar como Él llevando las buenas obras a todas las personas que nos rodean. Hay muchas formas para lograrlo.

Y tomando una copa y habiendo dado gracias se las dio diciendo: "Beban todos de ella, por que esto es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de los pecados". (Mt. 26, 27-28)

Y si vivo con VIH, ¿También se ha derramado por mí? ¡Sí, indudablemente!, por que la Sangre de Cristo no se derramó en vano para cualquiera que lo acepte como Hijo de Dios y su Salvador.

Una vez en la sangre, es muy importante liberar toda transmisión del VIH de cualquier aspecto moral, ya que vivir con el virus no es culpa tuya ni de nadie. Podríamos hablar insistentemente de la castidad, la fidelidad o el uso del condón como métodos de prevención, y lo vamos a seguir haciendo hasta después del cansancio, pero lo más importante para quien ya vive con el virus es hablar de inclusión, respeto, y mucho apoyo. No solo hablarlo, vivirlo.

Los avances en la ciencia médica al día de hoy permiten que el VIH muy rara vez se desarrolle en SIDA, por lo que vivir con este virus, si acaso, se considera una situación crónica. Es por eso que todos aquellos que tengan vida sexual activa, homosexual o no, deben realizarse una prueba de detección al menos cada seis meses. En caso de recibir un diagnóstico reactivo, el tratamiento iniciará según señale el médico.

Recibir el diagnóstico reactivo puede y debe ser un nuevo nacimiento en este mundo. En el principio se puede sentir miedo, cólera y mucho dolor, pero pasado el tiempo, todo cristiano debe saber que no está solo. Es ser un nuevo hombre en Cristo, y se debe convertir en un guerrero por la conservación de la propia vida.

Para que esto sea posible, la Iglesia considera los siguientes ejes, entre otros, acordados en el primer encuentro ecuménico latinoamericano:

  • El VIH no es un castigo de Dios
  • No acusar a ninguna persona que vive con VIH de haber tenido conductas incorrectas
  • Los médicos afirman que el VIH no es contagioso si se toman las medidas sanitarias normales, por lo que no debe haber segregaciones ni cuarentenas.
  • Fidelidad y Renuncia deben nacer del corazón y del sentido de responsabilidad, nunca por el miedo al VIH. Esto ya nos lo enseñaba la Iglesia desde antes de la pandemia.
  • Tener una adecuada educación sexual
  • Llamamiento a parientes y amigos de las personas con VIH para servirles a través del acompañamiento de asistencia espiritual y orden práctico.

No os aflijáis como los hombres sin esperanza (1 Ts 4, 13).Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino (Spe Salvi, 1) 
 Cada vez somos más las comunidades de hombres y mujeres homosexuales que nos unimos en la Iglesia para orar y dar testimonio de Cristo. En cada país siempre estaremos dispuestos a acompañar y ayudar, en la medida de las posibilidades personales, a cada una de las personas que reciban esta noticia que cambia la vida. Además del tratamiento antirretroviral y la alimentación, las emociones positivas son fundamentales para el bienestar de los afectados por este virus.

sábado, 10 de junio de 2017

La Santísima Trinidad



Primera Lectura: Ex. 34, 4b-6. 8-9.
Salmo: Dan. 3, 52. 53. 54. 55. 56
Segunda Lectura: 2a Cor. 13, 11-13
Evangelio: Jn. 3, 16-18

1. En el nombre del Padre.

"Creemos al hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gén.1, 26)

En esta frase y en muchas otras a lo largo del Antiguo Testamento, Dios nos habla en plural, dándonos a reconocer que Él mismo, dentro de su unidad, es diverso. ¡Con cuanta más razón nosotros debemos respetar la diversidad de personas que hay en el mundo! Pero más allá de esta revelación, tenemos una enseñanza superior. Todos los seres humanos estamos creados a imagen y semejanza de Dios. Por tanto debemos tratar y ser tratados como criaturas semejantes al Padre del que provienen todas las cosas, es decir, como seres humanos.

No existe distinción, todos los seres humanos estamos creados a imagen y semejanza suya. Ninguno es más que otro. Ni los supremacistas blancos que se están fortaleciendo en occidente, ni los grupos extremistas islámicos, ni los grupos que se reúnen para cuidar la buena moral (lo que sea que eso signifique) en la sociedad. Tampoco, por supuesto, los defensores de los Derechos Humanos, los protectores de flora y fauna, ni los homosexuales somos más que otros seres humanos... o menos. Todos fuimos creados de manera semejante, a imagen de nuestro Padre. Todo ataque entre nosotros es un ataque directo a la imagen del Padre. Paremos esa barbarie.

2. Del Hijo.

"En estos dos mandamientos se resumen la Ley y los profetas" (Mt. 22, 37-40)

Si amar a Dios sobre todas las cosas es el primero y más importante de los mandamientos, su interpretación y práctica son más difíciles de lo que nos podríamos imaginar. Es muy fácil decir Amo a Dios sobre todas las cosas, pero amar a Dios es amar a su creación. Es decir, cuidar el planeta que tenemos, el aire, el agua, los bosques, maravillarnos con los avances de la ciencia y amar más a este mundo que tenemos

Pero entonces viene Jesús y nos da un último mandamiento, igual de importante que el primero: "Ama a tu prójimo como a ti mismo" Algo aparentemente más complicado, porque las relaciones humanas son cambiantes. Trata de enseñarnos a cohabitar con las personas que nos rodean; amar al hermano que está tirado en la calle como resultado de sus circunstancias y decisiones, pero amarlo con las obras de Misericordia que nos enseña la Iglesia. También es amar a los que, en apariencia, son diferentes a nosotros; los que levantan el dedo para señalarnos, los que sin saber hacen nuestra vida más difíciles y nos acusan de ser abominación ante los ojos de Dios. Aunque no está claro cómo podría Dios abominar algo que está creado a su imagen y semejanza por amor, pero ellos no tratarán de explicarlo de todas maneras. Seamos los primeros en aprender a amar.

3. Y del Espíritu Santo.

"Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús" (Gál. 3, 23-29)

San Pablo nos enseña en estos versículos que la promesa de Cristo es abundante y está disponible para todo el mundo. Las divisiones y prejuicios que mantienen históricamente alejadas a las personas o bien le dan más poder a unos sobre otros no tienen lugar en la comunidad cristiana. En particular, la frase "Ya no hay varón o mujer" ofrece un reto al entendimiento tradicional del rol de géneros. (Williams, 2017)

Por eso, la Iglesia también se mantiene unida en su diversidad. Mantener a tal o cual grupo de personas más allá de la periferia hiere el cuerpo místico de Cristo. Ni siquiera la discriminación por orientación sexual debería justificarse como sucede hoy en día. El Papa Francisco nos dice que en el contexto social y en civil apelo a no crear muros, sino a construir puentes. Recomendación que no está de más hacer a todos los cristianos dentro de la Iglesia. (Sin Embargo, 2017) Solo el amor sin distinción es fruto agradable a Dios que pueda surgir del árbol del cristianismo.

Bibliografía

Sin Embargo. (8 de Febrero de 2017). Sin Embargo. Obtenido de “No es cristiano hacer muros”, dice el Papa Francisco; el muro va, no es una broma, afirma Trump: http://www.sinembargo.mx/08-02-2017/3147373
Williams, L. E. (8 de Junio de 2017). Sojourners. Obtenido de 10 Bible Passages That Teach a Christian Perspective on Homosexuality: https://sojo.net/articles/10-bible-passages-teach-christian-perspective-homosexuality